Chile ya no tiene un alma

Por Sergio Celis

“Una patria no puede echarse andar indiferentemente por cualquier camino.
La patria no se inventa. Sólo se redescubre y revitaliza.”
Cardenal Raúl Silva Henríquez.

Más que una crítica a la desencantada tecnocracia de la Concertación se puede obtener del lúcido artículo de Matías Cociña “Chile según Halpern, o la política sin alma” (1) en el cual analiza y fustiga los comentarios e ideas expresadas en el podcast Mediapolist por el encargado de campaña de Frei, Pablo Halpern. Cociña asimila el tratamiento comunicacional de la campaña al de cualquier producto comercial, “Si leo ´Vivir mejor´ en una paleta publicitaria junto a la autopista, tiendo a creer que me quieren vender una casa en un condominio. O un plan de Isapre.” (2) Y ante las declaraciones en las que el experto, tras sucesivos estudios del electorado, sentencia que la gente dejó de tener sueños, Cociña cataloga esta idea, con justa razón, como la imagen “de un Chile sin alma”.

Es cierto que Halpern cumple con su rol de experto en comunicaciones, analizando con las herramientas y metodologías apropiadas las tendencias y opiniones de la gente para construir la mejor imagen posible de su cliente, el Candidato. Bajo esta perspectiva, sus percepciones de que la gente ya no sueña, no debiesen producir mayor alarma, es la voz del técnico, no la voz del político. El problema es que el desencantamiento y el escepticismo rondan cada día con más frecuencia en la Concertación. Para los concertacionistas más creyentes en futuros luminosos para el país, sin duda que las palabras del experto parecen más que sombrías. La Concertación parece incubar desalmados, de todas las clases y en todas las posiciones, personajes que ya no creen en grandes transformaciones, que tejen proyectos más individuales que colectivos, que calculan riesgos y confían en estrategas expertos o en negociaciones cupulares (3). A todos los que aún nos consideramos concertacionistas, bien nos vendría un test que nos indique si hemos sido atacados o no por esta infección roba espíritus.

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